Tejiendo espero a los que tanto quiero

FOTOTECA

El tejido es un arte tradicional que permanece intacto a pesar de la industrialización textil.

Si bien existe un claro estereotipo que ubica a las abuelas tejiendo escarpines, chalecos o sweaters para toda la familia, lo cierto es que el tejido gana cada vez más terreno entre los jóvenes que intentan recuperar en el golpe a golpe de las agujas, una porción de esa tierra primitiva apegada a lo natural.

Naturales, los orígenes

El tejido se remonta a las primeras comunidades aborígenes que mediante sus habilidades manuales hacían ropas abrigadas con lana que extraían de los animales de su entorno para cobijarse en momentos de bajas temperaturas. Con dos agujas, con una aguja o con telar, el tejido ha sido desde siempre símbolo inequívoco de la identidad textil argentina a lo largo de todo el territorio nacional. Esta actividad que requiere destreza y sobre todo paciencia, no ha sido destruida por la creciente industrialización de los telares.

¿Con qué lana se teje?

Si bien existen desarrolladas, productivas y modernas máquinas tejedoras, nada se compara con el proceso manual y ancestral capaz de dar vida a una manta, poncho, abrigo o tapiz. Entre los tejidos locales más utilizados se encuentran las lana de oveja, aunque las de llama o vicuña -exclusivas de la puna argentina- son las más buscadas por los turistas y buscadores de una calidad y suavidad superior.

¿No sabés tejer?

Nada se compara con ese momento en que deslizás por tu cuerpo una prenda que vos mismo hiciste con alguna lana y aguja. Las agujas de tejer son también buenas compañeras de viaje y tiempos libres. Si das alguna vuelta por una plaza de tu ciudad o tu pueblo, escuchá atentamente. Cuando escuches el clic–clac de unas agujas rozándose entre sí habrás encontrado con seguridad a tu futura maestra de tejido. ¡Animate!

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