Cartonero, trabajador ecológico

FOTOTECA

Un fenómeno que nació de manera rudimentaria y hoy tiene sectores organizados, funcionales a la conservación medioambiental.

La figura del cartonero puede prestarse a confusión, ya sea por prejuicio o por desconocimiento. Por eso, vale destacar que este rastreador carente de mapas y radares no es necesariamente una persona en situación de calle, tampoco un mendigo; el cartonero es un recolector de materiales que luego recicla o vende para ganarse el pan.

Hacerse un lugar

Síntoma visible de la situación social de grandes ciudades como Buenos Aires, los cartoneros constituyen la evidencia más palpable de la crisis social y económica Argentina de las últimas décadas. Hasta hace poco excluidos de los regímenes laborales vigentes, muchos de ellos han alcanzado un régimen que los ubica en un lugar de mayor visibilidad social e inclusión. En su mayoría procedentes del conurbano bonaerense, y con el fin de recolectar papel, plástico, vidrio y cartón, familias enteras recorren la ciudad con carros tirados por ellos mismos, para intercambiar por peso, más tarde, ese material que les posibilita sostenerse económicamente.

Se estima que alrededor de 8.000 cartoneros son los que están activos hoy en Buenos Aires, de los cuales más de la mitad están organizados en cooperativas, algunas de las cuales ya son parte del Programa Oficial de Separación en Origen del Gobierno de la Ciudad, que promueve la limpieza de las calles. Este logro no sólo los sitúa en un marco laboral legalizado (con credencial, vehículo, uniforme y monto “incentivo” incluidos) sino que, además, los redefine como “promotores ambientales”.

El deber de cooperar

En su labor cotidiana, que repercute positivamente en el medio ambiente, los cartoneros porteños recuperan cerca de 5 mil toneladas de reciclables al mes, que de otro modo serían descartados o terminarían en los predios de la empresa que gestiona la basura en Buenos Aires; la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), provocando contaminación. En ocasiones, también recuperan muebles muebles en desuso, artefactos descartados o electrodomésticos dañados, que reparan y venden en ferias barriales.

En este contexto, es clave la participación vecinal ciudadana para colaborador con estos cooperativas. No debemos olvidar clasificar y separar residuos en bolsas de diferente color, para facilitar la recolección. Si contribuimos entre todos, se sabe, el cambio es posible.

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